La Academia de San Carlos:
- 2 abr 2018
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La cuna de La Pintura Académica en México:
La Academia de San Carlos fue creada para impartir la enseñanza de las bellas artes. En sus inicios fue regida por persona con ideología de neoclasicismo y cuando comenzó las clases empieza el rompimiento de la antigua tradición del taller gremial, volviendo a los modelos clásicos acabando cierta originalidad y autonomía que la pintura había logrado durante más dos siglos de vida artística. Las enseñanzas de la Academia mexicana se basaron en el estudio de modelos grecolatinos o bien de obras arraigadas en esta tradición.
El objetivo primordial al fundar la Academia de San Carlos era educar y capacitar a los llamados “naturales”, es decir, los indígenas de la Nueva España. Para ello se invitó a artistas españoles relevantes, como Manuel Tolsá, que formaron parte del grupo de profesores que impartieron cátedra, tomando en cuenta los modelos franceses, ingleses y españoles como principal influencia. Su florecimiento se dio durante los Siglos XVIII y XIX, pues fue el punto de origen de casi toda la pintura, la escultura y el dibujo que se produjo en México y Centroamérica en ese momento. Al ser la primera escuela de arte fundada en el continente americano, durante varios años tuvo gran afluencia de jóvenes provenientes de otros países que llegaron a conformar una plantilla de alrededor de 400 alumnos.
A mediados de 1867, la Academia de San Carlos cambió su nombre por el de Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA), aunque se le continuó llamando Academia, y uno de los cambios más importantes que sufrió, además de comenzar a depender directamente del gobierno, fue la “sugerencia” de los temas a tratar. Los artistas plásticos debían de tomar como fuente de inspiración los tipos, las costumbres y el paisaje mexicano, así como los personajes y sucesos del pasado prehispánico, plasmándolos con gran realismo, ya que todo ello conformaba las imágenes de la nacionalidad. La idea era crear una conciencia o identidad propia basada en un pasado común del que todos los mexicanos por igual se sintieran orgullosos. A partir de 1913, la Academia incursionó en una etapa moderna de enseñanza, pues ingresaron a su cuerpo docente personalidades de gran peso dentro de la pintura mexicana.
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